Las antorchas volvieron a iluminar por tercera y última noche nuestra ciudad de Ventippo y de nuevo la música, las voces, los olores y colores llenaron sus calles.
Con ganas de disfrutar de esta última jornada, mi familia y yo entramos a la ciudad por el Pórtico y bajo la luz de la Diosa Venus que brillaba en el firmamento, expresamos el deseo de poder revivir este evento el próximo año.
Apartamos rápidamente cualquier sentimiento de tristeza, y nos propusimos apurar, gozar y aprovechar cada momento que pasáramos en el Romanorum Festum.
De nuevo los mercaderes nos sorprendieron con sus productos; qué dulces! qué objetos tan originales! Cristales tallados, canastos de esparto tejidos a mano, broches y pulseras, vestimentas, espadas…toda una expresión de arte… el arte de trabajar con las manos.
De repente una música de tambores, chirimías, oboes y pandereta nos sorprendió por las calles del Mercado y acompañando a los músicos que tocaban, llegamos hasta el Teatro de Ventippo: eran Les Six Musiciens un grupo de hombres y mujeres que a través de la música, la poesía, el canto y la danza nos transportaron a un mundo palaciego, de bosques y hadas, de magia….Desde luego algo «mágico» pasó en ese momento en el Cerro Bellido.
Con el espíritu alegre y elevado, nuestros pasos nos llevaron a las tabernas donde nos encontramos con muchos vecinos ventipponenses y entre brindis a los dioses Juno, Jupíter, Venus y Baco y chanzas y risas, compartimos una gran velada.
Estábamos terminando la cena, cuando la Compañía Teatral Dimas, en un pasacalles por la ciudad, animaron a todos los allí presentes a seguirles hacia el Teatro.
¡Qué acierto! Presenciamos una comedia, «Separados en Ventippo», donde en clave de humor se representaba el mito de los amantes separados por sus familias, enfrentadas por motivos políticos, partidarios de César frente a partidarios de Pompeyo (tema muy de actualidad en nuestros días en Ventippo, por cierto, cuando la guerra nos amenaza). Y cómo no, al final triunfa el amor entre Maribelus y Taciturnus. Grandes y pequeños reímos y disfrutamos con la representación.
Divertidos y aún con la sonrisa en los labios asistimos al Acto de Clausura, donde la «Senadora de Ludi» (Concejala de Festejos, Loli Ballesteros), dirigió unas palabras a todos los ventipponenses agradeciendo su participación. Entonces estallaron los vítores y bailes al grito de ¡Romanorum Festum Ventippo!
Estábamos demasiado felices para marcharnos aún, por lo que intentamos alargar el momento viendo desde el Mirador de Ventippo como Júpiter ascendía por el cielo, como los mercaderes recogían sus enseres, despidiendo a los amigos que se marchaban…
Y ya, cuando la Luna descendía en el horizonte, las antorchas del Romanorum Festum Ventippo comenzaban a apagarse y el silencio inundaba el Cerro Bellido, los ventipponenses, felices con estos días de júbilo y vida, volvimos pausadamente a nuestro lugar, las Canteras Romanas, con la ilusión de volver a despertar el año próximo con la emoción de todo un pueblo, Casariche, que retoma su origen romano para mostrar al mundo su pasado, su presente y por qué no… su futuro. AVE!
Una Ventipponense!