Viernes 21 de agosto. Anoche ocurrió algo muy extraño. Fuimos al Cerro Bellido a disfrutar del IV Romanorum Festum Ventippo. Recorriendo los puestos, el teatro y el lugar, nos acercamos al Mirador de Ventippo,cerca de la Villae, y allí nos recreamos con las vistas mientras los niños jugaban alrededor de las Canteras Romanas. De pronto uno de ellos exclamó: ”¡mirad, un baúl viejo, debe ser romano!”.
Nos acercamos, y efectivamente estaba semienterrado y muy desvencijado. Aún así, conseguimos abrir la tapa sin ningún esfuerzo, parecía que nos estaba esperando y… cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos unos pergaminos en el fondo… Cogimos el primero de ellos e Irene (que es la que sabe más latín), leyó en voz alta: “ Debo escribirlo todo, sin que se me olvide nada. Puede ser que tengan que pasar 2000 años o más, pero me escucharán … debo contarlo todo y lo guardaré, lo enterraré donde nadie pueda encontrarlo … No escribo para la gente de Ventippo no, sino para quienes estáis ahí, en el remoto futuro, hasta que como profetizó la Sibila, alguien pueda contar la grandeza de Ventippo!”. Firmado por Flavia Máxima , año 45 a.C. :
“Me llamo Flavia, ciudadana libre de Ventippo. Os podría contar cientos de hechos, acontecimientos y curiosidades de mi ciudad, pero quiero escribir, contarlo todo ahora, en el mes de “Martius” (marzo) del año 45 a.C. Desde que un heraldo nos trajo la noticia de la llegada del gran Julio César a Ventippo, trabajamos día y noche engalanando nuestra ciudad, César se dirige a Munda en esta continua y agotadora guerra que está librando contra Pompeyo, guerra que parece no acabar nunca. En Ventippo, fieles seguidores de nuestro adorado César, hemos preparando un Festum para agasajarle a él y a sus tropas antes de lo que nos tememos, será una gran y decisiva batalla.
Ayer fue uno de los días más emocionantes de nuestras vidas, ya que el gran Julio César, nuestro Emperador, llegó a la ciudad y por tanto se inauguró nuestro ROMANORUM FESTUM VENTIPPO. Mi deseo es dejaros constancia de este hecho.
Antes del anochecer, todos los ciudadanos nos concentramos en el Mirador de Ventippo ya que llegaba la IV Legion Síngilis acompañada por los ciudadanos de la vecina villa de Casariche, con su escuela de pequeños legionarios y por la Agrupación Caballista de la ciudad. Los destellos del sol en las armaduras, los vivos colores de las túnicas, la música, la risa… se oían en la lejanía y la emoción empezó a inundar nuestros corazones.
Cuando entraron por el pórtico de la ciudad la emoción contenida estalló en vítores y aplausos. El desfile continuó hasta nuestro Teatro, donde el “Cónsul “ (Alcalde) inauguró oficialmente el IV ROMANORUM FESTUM VENTIPPO deseando felicidad y disfrute a vecinos y visitantes. César y sus legionarios se desplazaron al campamento militar y aunque no lleguemos a verle estamos orgullosos de saber que está con nosotros en nuestra ciudad.
Acto seguido el mercado de artesanos , las tabernaes, la ludoteca y en definitiva, el foro de la ciudad, se llenó de vida y color.
Al poco, en el teatro comenzaron a sonar unas flautas, gaitas, panderos…. y es que hay que reconocer que estos pueblos bárbaros a los que hemos conquistado, tienen un don especial para la música, de tal manera que los sonidos celtas de Stolen Notes inundaron nuestros oídos y nos alegraron el corazón. El vino y la alegría hizo efecto en nuestro ánimo y danzamos al ritmo de esta música mágica.
Mi familia y yo nos acercamos a reponer fuerzas y calmar nuestra sed a las tabernaes, donde nos sorprendió una exhibición de vuelo de águilas y aves rapaces que, bien amaestradas, volvían siempre al brazo de su amo.
Decidimos en ese momento ir a visitar la domus de nuestro vecino Tiberio, situada en el extremo oeste de Ventippo, quien estaba en ese momento explicando a los visitantes extranjeros cómo se organiza una ciudad romana con su foro y su mercado. Ya una vez dentro, disfrutamos de su maravillosa casa y nos reímos con sus “chascarrillos familiares”. Cómo no, antes de marchar nos agasajó con viandas y vino típico de la ciudad.
Camino de vuelta, llegó de nuevo a nuestros oídos un cante desgarrado, profundo, ancestral… que nos sobrecogió. Provenía del Teatro. Allá que fuimos y quedamos extasiados escuchando a una belleza del cante, Virgina Gámez, de estas tierras Hispanas, cantando desde el fondo de su alma, acompañada por una guitarra que parecía una segunda voz.
Ya se desplazaba la luna por el horizonte cuando decidimos ir a descansar y coger fuerzas para el segundo día, ya que sabemos que nos esperan grandes emociones en los días venideros. Me despido hasta el alba y que los dioses os protejan “